LA LUNA EN TI es un documental de hora y cuarto dirigido y realizado por Diana Faviánová sobre menstruación. Utiliza un lenguaje muy muy sencillo que puede llegar a todo el mundo combinando grandes enunciados sobre género con pequeños momentos animados que amenizan la narración.
No es difícil hablar de tu regla con otras mujeres. Es, de hecho, un tema de conversación que va a salir tarde o temprano con cualquier compañera de clase o de trabajo, aunque no la conozcas mucho. El problema viene al hablar de menstruación con hombres delante. Homosexuales o heteros, aquí no hay mucha diferencia. A lo mejor es mi experiencia pero suelo sentirme incómoda cuando lo he hecho en alguna ocasión. Incluso con chicos con los que he convivido. En sus caras puede leerse que es un tema del que quieren saber lo menos posible, o lo básico, para poder sortear los “problemas” que les pueda acarrear. No necesitan pensar en ello. En cualquier caso, creen que no les afecta y éste es el gran engaño que existe con respecto a este tema. Una de las cuestiones que plantea este documental es: “El 80 % de las mujeres sufre de molestias físicas o psicológicas durante la menstruación. Sólo al síndrome premenstrual se le atribuyen 150 síntomas diferentes. Eso significa que millones de mujeres infelices están deambulando por la Tierra y que a nadie parece importarle.” Todas esas personas menstruando infelices no pueden hacer un mundo mejor. Un mundo mejor quizá pueda construirse empezando por desestigmatizar este proceso natural y hacer que las mujeres puedan, efectivamente, ser felices en su periodo sin avergonzarse, sin ocultarlo, sin sentirse culpables.
Personalmente he aprendido algunas cosas en este documental. Extraigo aquí, en forma de notas, algunos momentos clave:
Dusan Fabian. Psicólogo.:
(…) en estos cuentos el personaje protagonista, la jovencita, debe superar su miedo a la sangre para poder llegar a ser una mujer y alcanzar la madurez biológica y piscológica requeridas para criar y dar a luz. Y nosotros existimos gracias a esta madurez psico sexual, a la naturaleza y a la menstruación.
Karen Houppert . Periodista y autora.
Pienso que la cultura de la ocultación que rodea la menstruación influencia la forma en la que nos sentimos con respecto a nuestro cuerpo. Se supone que no debemos hablar de nuestro periodo. (..) Nadie habla de eso en público así que las chicas reciben en mensaje de que esto no pasa. No se menciona que esto suceda en el tipo de conversaciones que mantenemos en público así que creo que es muy desorientador para una chica joven sentir que algo como esto esta pasándole a ella y a su cuerpo y que nadie habla sobre ello. Pienso que esto empieza influenciar en el modo en que te sientes y tratas de buscarle un sentido: ¿Por qué nadie habla de las menstruación? – Porque es algo vergonzoso.
Chris Knight. Antropólogo.
Si el cuerpo no es sagrado, entonces puedes olvidarte del resto. No habría ningún tipo de cultura. De modo que a misma potencia de la sangre femenina que en otro tiempo servía para conectar a la mujer con lo sagrado es hoy la fuente de su aislamiento y la pérdida de su poder. Mantener alejadas a las mujeres del entendimiento de la fuerza de la menstruación y del poder de fraternidad que ser mujer les puede conferir es la más grande, la más fundamental, profunda y más arraigada forma de impedir a las mujeres ser conscientes de su propio poder. Pero está vinculado con todo lo demás, con lo que nos mantiene alejados de nuestro potencial como seres humanos.
Cuando la influencia de la religión disminuyó, hubo que encontrar nuevas formas de excluir a las mujeres y mantenerlas en su sitio.
Barbara Duden
Creo que la Medicina es la Institución que da cuerpo al orden social y se puede ver cómo la medicina del siglo XIX habla de la menstruación como la prueba de que las mujeres no pueden ir a la Universidad por que su sangre mensual nubla su capacidad para pensar.
Karen Houppert:
Por ejemplo, al principio cuando las mujeres estaban luchando por acceder a la educación superior, la universidad, una serie de estudios señalaba que la regla las hacía peores estudiantes y que había indicios de que no serían capaces de manejar los rigores de la vida intelectual a causa de sus periodos. Entonces, durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos necesitaba incorporar a las mujeres al trabajo. En ese momento, aparecen los estudios que señalaban que las mujeres eran trabajadoras muy capacitadas a pesar de que tuvieran el periodo. Después de la guerra, cuando el gobierno quería que las mujeres volvieran a casa a criar a sus hijos y devolver esos trabajos en las fábricas a los hombres, hay una infinidad de nuevos estudios que señalan que la menstruación te convierte en incapacitada para el trabajo y que el lugar de una mujer está en el hogar criando hijos. Cuando lo miras desde ese punto de vista, no cabe duda de que hay razones políticas para que el periodo sea analizado, cuestionado y expuesto de esta forma ante la opinión pública.
Aparte de las aportaciones de tod*s estos pensadores y autoras, estudios y ginecólogas colegiadas, Diana Faviánová pregunta por la calle a hombres, mujeres, va a colegios y propone el tema a niños y niñas preadolescentes para que dibujen qué es “eso de la menstruación” para ellos. Las respuestas son reveladoras.
El pasado mes de septiembre hizo 20 años que me bajó la regla por primera vez. Tenía 11 años. Recuerdo, sobretodo, la obsesión por la ocultación. De tal manera que ni siquiera se lo dije a mi madre, que lo descubrió algo más tarde por las evidentes manchas en mi ropa interior. Recuerdo saber todo lo que necesitaba saber ya que mis padres nunca me ocultaron el funcionamiento básico de la sexualidad humana. Sin embargo, me avergonzaba de haber cambiado de estado y sabía que todos me señalarían como “mujer” a partir de entonces. Para mí, no había nada que celebrar. Hasta entonces, el sexo era un tema natural en mi casa; después de la sangre el sexo era un lugar de miedo. Miedo a ser abusada, a ser violada, a ser vejada, a ser excluída, a un embarazo adolescente. Aquel año cambiaron muchas cosas. 1991.
Viendo a la niña, de la misma edad, que forma parte del reportaje pienso en cómo, con 11 tiernos años, tu cuerpo te hace avanzar 10 pasos de golpe hacia tu madurez. 11 años es muy poco tiempo de vida para tener que asimilar que tu cuerpo dolerá y sangrará todos los meses y que tendrás la capacidad de engendrar una vida gracias a eso. Pero así es. Así es cómo viene y es conveniente preparar a niñas y niños para ello. Personalmente, si tuviera un hijo o una hija, le pondría este documental.